Del texto de J. A. Sánchez se entrevé una cuestión prepositiva (en, con, sobre…)[1] que efectivamente coloca al sujeto de la investigación artística frente a la práctica del arte; que es lo que tenemos en esa parte del título del seminario laSia: «basada en la práctica».

Es difícil para mí, y no digo ya para cada uno de nosotros en común, determinar en qué consiste la práctica. Dónde empieza y dónde acaba la práctica que denominamos artística. Ocurre como con la otra palabra del seminario: investigación; que siempre es complicada y farragosa. Ocurre también, que hay una sensación de pereza a la hora de abordarlas porque se escapan continuamente al estar a expensas de la subjetividad en nuestro campo. Son inabarcables, indefinibles y además tengo la sensación de que precisamente, su definición es una tarea agónica y anodina. Esto parece tarea de la cultura… del estudio cultural… (no lo sé) Lo verdaderamente provechoso podría estar en atender a lo que de ellas se deriva, lo que rezuma (poética-pensamiento, por ejemplo) que nos pueda servir de algo[2]. Es difícil para mí determinar si me encuentro dentro de la investigación en arte, si participo del «en» o del «con»[3] (del «sobre» seguro que no).

Sánchez habla de la investigación y no del arte. Simplemente me incomodan los términos «dedicación principal» (a la práctica artística) con lo cual muchos de nosotros estaríamos fuera de la investigación EN arte. Si pienso en «la práctica artística» me entran grandes dudas sobre lo que hago, porque el trabajo que estoy haciendo en gran medida, corre en dirección contraria a los sistemas de legitimación del arte, a la vez que nunca se materializa en un objeto exponible ¿pero esto es práctica artística? Otras cosas que he hecho dentro del arte han jugado con el propio sistema del arte ¿es esto arte o práctica del arte? Podríamos decir que sí y al mismo tiempo que no. Yo diría ahora que no, porque no estoy pensando, ni me interesa lo más mínimo, en qué tiene que ser o cómo se produce la práctica del arte en términos de forma o sistema. Pero estar en el arte me sugiere un modo, diría poético, de vivir. Una manera de vivir que atraviesa profesiones y situaciones vitales. Desde aquí me resulta difícil comprender que «investigación en arte» vaya unido a una práctica artística. Puede resultar contradictorio… Pero según lo indica Sánchez queda más claro este choque. Habla de dedicación principal a la práctica artística, algo muy reducido tal y como están las cosas; simplificarlo así y dejándolo claramente circunscrito a un ámbito profesional.

No sabría cómo afronta la diferenciación que hace entre investigar EN e investigar CON. Para mí son prácticamente iguales; y si no iguales, CON permite no solo la dedicación principal a la práctica del arte sino también que el arte acompañe a la persona en múltiples facetas de la vida, incluso cuando su dedicación principal no es la práctica artística. CON es más inclusivo y real; y supone un acompañamiento. EN y CON el arte, es la poética. Recuerdo una respuesta que pronunció una compañera durante la carrera de BBAA, al preguntársele si hacia arte. Ella respondió que no sabía, que el arte le había acompañado durante toda su vida. Para que lo que dice Sánchez funcione, la práctica (artística) tiene que poder estar desligada de los circuitos legitimadores del arte y la universidad.

Lo que ocurre es que estamos hablando todo el rato de ámbitos profesionales: bien el arte bien la investigación universitaria y en este caso he llegado a salirme del camino. Estoy luchando todo el rato entre la práctica artística-investigadora que supone una reforma del entendimiento, que es valiosa en sí misma; y la práctica artística-investigadora que está inserta en el sistema, donde entonces sí, Se entiende que la investigación en artes es la que realizan solo aquellos profesionales cuya dedicación principal es la práctica artística. Quienes no tienen esta dedicación principal pueden optar entre hacer investigación sobre el arte o con el arte.

Dentro de esto está la lucha por el carácter de lo profesional muy compleja de resolver: si queremos que la profesionalización del artista-investigador sea una carrera de méritos o bien si queremos asumir sin titubeos que el arte brote de lo genuino de cada artista sin más, rebajando la importancia de la enseñanza (aprendizaje) y admitiendo cualquier resultado artístico sin posibilidad de juicio. En esto está entra en juego la libertad de nuestro campo para aceptar la pluralidad de prácticas y perspectivas; y el que sea un saber con un peso específico e importancia.

Para evitar esto, dentro y fuera de lo institucional, podría estar el criterio: aquello que sabemos pero nos es difícil explicar (S. Agustín)

Más que por “criterio” o “método”, para que exista tal, todo podría estar armado por una cuestión ideológica, un proyecto político transformador como apunta Sánchez (p. 47) al caso de la Residencia de Estudiantes y Arteleku.

«Además, la investigación no era planteada como algo contradictorio a la vida, sino como una intensificación de la vida (…) Obviamente un espacio así solo es concebible y defendible desde un planteamiento ideológico fuerte.»(SANCHEZ, 48)

 

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«Comunicabilidad de los procesos.

Es cierto que no se puede enseñar la habilidad poética. Esto no quiere decir que el arte sea un misterio. El arte no existe: existe lo artístico, lo poético» (SANCHEZ, 2010:42)

Tanto es invención la investigación artística como el sistema del arte y por lo tanto, investigación y arte tendrán una raíz común más sincera para dirigirse hacia el mundo, para enfocarlo; para colocar una lente u otra. Pero enfocar no es determinar lo que se mira, clausurar la realidad, sino afectar al foco y dejar ser afectado por él. La investigación y el arte desnudos de toda cascara, tendrán que partir de un principio de humanidad, solidaridad y ecología[4].

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Ultima nota: « (…) que la investigación no cancele la producción.» ¿Qué producción? Producción capitalista, producción neoliberal, post-fordista, infinita, inabarcable, producción como pollo sin cabeza…?

No lo entiendo.

 

 

[1] «Se entiende aquí que la investigación en artes es la que realizan solo aquellos profesionales cuya dedicación principal es la práctica artística. Quienes no tienen esta dedicación principal pueden optar entre hacer investigación sobre el arte o con el arte.» (SANCHEZ, 2010:37)

[2] «El problema es que esta perspectiva de la sospecha implacable nos condujo poco a poco a un proceso de auto-referencialidad intelectual en el que el pensamiento ha acabado en un constante discutir consigo mismo. Y casi hemos renunciado a una posible intervención eficaz sobre la realidad.»  Luis García Montero en InfoLibre a propósito del nuevo libro de Marina Garcés: Nueva ilustración radical. No sé si esta nota ayuda a comprender mejor qué quiero decir…

[3] « ¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé. Si quisiera explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. Lo único que digo con seguridad es que sé que si nada pasara, no habría tiempo pasado, y si nada viniera, no habría tiempo futuro y si nada existiera no habría tiempo presente (…)» (AGUSTIN, 2016: Libro XI 297)

Esta frase de San Agustín revela una duda sobre el tiempo y a la vez un saber latente, una sospecha, una certeza profunda de que en el fondo sí se sabe de lo que se está hablando. El problema radica en la enunciación, en la materialización de la idea; en dónde se encuentran los límites de esa idea. ¿nos ocurrirá lo mismo con las palabras arte e investigación (en arte)?

[4] «Todos los seres humanos nacemos vulnerables e indefensos en el seno de una madre, y llegaremos a ser libres e iguales en dignidad y derechos siempre y cuando recibamos una cantidad ingente de cuidados, de afectos y de atenciones que deberán ser proporcionados por hombres y mujeres (personas) de otras generaciones; en una tarea civilizatoria sin la cual nuestra especie no puede existir. En caso de recibirlos llegaremos a tener consciencia y razón que nos permita vivir fraternalmente los unos con los otros, conscientes de que habitamos un planeta que tiene límites físicos, que compartimos con el resto del mundo vivo y que estamos obligados a conservar». Variante eco-feminista de la Declaración Universal de los Derechos Humanos pronunciada por Yayo Herrero en: Los feminismos ante las crisis socio-ecológica.

Yayo Herrero acierta al bajar al mundo real la idea de progreso para la humanidad, la idea de derecho humano incluso, anclándolos en la naturaleza (que incluye la interdependencia social y la solidaridad) y la ecología. Es un buen punto de partida para que el arte y la investigación, desnudas, comiencen su andadura junto al resto de cosas que se hacen en el mundo y luego ellas coloquen su condición propia: la poética, en este supuesto ideal (¿Por qué no?) para un nuevo contrato humano: la naturaleza y la vida: eco-feminismo y; el Ser y la vida: poética (o razón poética).